Operación Rosa...

 El otro día tuve cierta conversación, seria donde las haya, que al final desembocó de tal manera, que nos vino a la memoria los dibujos de La Pantera Rosa (dejo al poder de vuestra imaginación intentar indagar qué clase de conversación - del todo seria, vuelvo a dejar constancia- pueda acabar derivando en una cosa rosa que se supone que es pantera)
 A mí particularmente ese dibujo animado siempre me ha generado dudas; es más, nunca supe ciertamente el género de la pantera: ¿era macho?, ¿era hembra?, ¿era las dos cosas...?, ¿Qué era?. Se supone que macho (ibérico NO: británico), pero por cuestiones del doblaje y de cierto vestuario siempre se ha guardado alguna duda al respecto. Sólo sé que (no sé nada) lo único que se le pidió al creador de tal dibujo animado -Friz Freeleng, el mismo que creó a Bugs Bunny- es que fuera graciosa, muda y de color rosa... 
 Porque sí, primero fue la película y después el dibujo animado: todavía hay gente que piensa que es al contrario y no entienden muy bien por qué 'la Pantera Rosa' es el nombre que se le da al ladrón de guante blanco (que no rosa).  A ver, era por el nombre de un diamante de gran valor que sustrae el sujeto (tampoco sé porque se le llamaba al diamante 'Pantera Rosa', si de rosa no tenía nada... ganas de marear la perdiz) Porque la 'Pantera Rosa' que nosotros conocemos -al menos los de mi generación- es el dibujo que salía en los títulos de crédito. 
 Y tal fue la repercusión que tuvo el garabato, que incluso no tardó en ser portada del Times, y ya sabemos todos que si sales en el Times, es que te llevan al estrellato o es que estás forrado, porque cualquiera no sale. Se creó un corto de animación vista tal fama y hasta consiguió el Oscar aquel año, 1964 (ya os digo yo que lo de salir en el Times siempre es augurio de 'algo') . 
 Posteriormente se hizo la serie que todos conocemos y veíamos en la década de los 80 (no sé si ya se emitiría años antes; también sé de cierta conocida que suele visitar estos lares, que me comentó en una ocasión, que ella no entendía por qué se la llamaba 'Pantera rosa'.... y es que, su televisor era en blanco y negro)
 En mi caso recuerdo verla los sábados por la tarde, mientras se hacía la visita de rigor a casa de mis abuelos. Siempre estaba la tele enchufada, y mientras tanto mi abuela en la cocina nos preparaba a los primos allí reunidos -sus nietos-, una gran olla de palomitas (sí, en olla. No tenía microondas ni había de esas bolsitas: en la olla, y con la tapadera de rigor que no se escapara ninguna cuando daban saltos).
 Y todos estos recuerdos vienen a que en cierta parte de la conversación que comentaba al principio de esta historia (esa que no menciono cuál es y no iba de panteras...) mi interlocutor se compara con el inspector Clouseau en una extraña relación de ideas. La fastidió haciendo tal comparación, porque a estas alturas, a poco que se me conozca, ya os podéis imaginar cómo lo voy a llamar a partir de ahora (acordaros qué pasó con 'Rodolfo Langostino', podéis visitar la entrada si no)
 De hecho ya figura como tal en mi agenda del móvil.... Y es que ya lo miro y hasta se parece... aunque todo hay que decirlo, no lo considero tan torpe o despistado como dicho sujeto era....o quién sabe como lo considero: eso es ya secreto, que lo investigue tal cual inspector.

Mi tinnitus y yo

 Hace ya cosa de unos cuatro años que padezco de tinnitus en el oído izquierdo. El tinnitus es algo que se sufre en silencio (si como tantas otras cosas, no sólo las hemorroides) pero que no es para nada silencioso: es andar todo el día con el zumbido-pitido metido dentro, y no lo puedes demostrar porque sólo lo escuchas tú y lo intentas explicar pero tampoco puedes explicarlo y ya te miran a veces con cara rara, como al niño de "El Sexto Sentido", que en ocasiones ve muertos, porque ya se esperan que les suelte en cualquier momento con algo de eso. No, yo no veo muertos: yo lo que escucho constantemente es una emisora de radio en blanco y lo que me parece, en ocasiones, es que en cualquier momento hasta sintonice algo y escuche voces (y entonces una comprende de dónde proviene el término de 'zumbados').
 La verdad sea dicha, nunca he ido a que me lo miraran. Ya tuve problemas con ese oído una vez anterior. De pronto un día desperté y oía todo doble, como con eco, como cuando se acopla el sonido y el presentador le dice al oyente eso de : "Por favor, ¿podría usted ser tan amable de bajar el volumen (o apagar directamente) su receptor de radio o televisión?" (hoy en día no lo dicen ni tan fina ni educadamente pero la idea es esa)
 Fui al médico de cabecera ya con la intriga de si me mandaría al otorrino... o al psicólogo. Me mandó al primero, para pedir una audiometría (la primera vez que oyes el término, porque con el otro oído aún oyes, te parece que te van a someter a un juicio por no haber declarado algo a hacienda). Pero como tampoco lo considera algo de suma prioridad porque no te duele nada, la cita con el otorrino resultó ser para tres meses largos. Así que cuando ya por fin llegó la fecha, que no se te olvida porque era el día de la lotería de navidad, sólo escuchaba a niños cantando pedreas, y además sin acoplar, porque justo la semana anterior se me había pasado todo. Y ya tú misma te convences y 'auto-opinas': 
- Vale, me tendría que haber mandado al psicólogo directamente
 De todas formas te hacen la audiometría: te meten en una especie de cabina insonorizada, te encajan unos pedazo cascos, y un joystick delante con unos botoncitos rojos. Llega un momento en el que te parece que estás pilotando un helicóptero.... (lo que yo decía, tendrían que haberme mandado al psicólogo). Salió bien el resultado, tal es así que encima mi padre con el cejo fruncido me espetó: 
_ ¿Se puede saber para qué te quejas si no tienes nada? - porque mi padre es de los que opinan (o solía opinar) que el médico siempre tiene la razón y si el médico dice que no te pasa nada es que no te pasa nada; hasta que te pasa y entonces se da cuenta que aunque el médico te diga que no tienes nada, si a ti te duele algo te sigue doliendo por mucho que el médico te intente convencer de que no tienes nada.
  Normal que cuando meses después me pasó lo del tinnitus en el mismo oído (además de la noche a la mañana), optara por no hacerle caso pensando que aquello remitiría como la vez anterior, por sí solo, sin más...  y así llevo cuatro años: esperando.
 Una se va informando y encuentra que por mucho que te miren y te digan lo que tú ya sabes -que por ese oído ya no oyes como se esperaba- tampoco te dan soluciones. Consultas, preguntas, te informas y hasta te cuentan casos, como el caso de una amiga de tu amiga que le pasaba lo mismo, y al final le 'metieron mano' en una intervención quirúrgica (al oído, claro) y la dejaron sorda total de dicha oreja. Y que queréis que os diga: me quedo con mi tinnitus; una al final se acaba acostumbrando. Además no hay solución, sólo te enseñan a enmascararlo con otra fuente de ruido externa. ¿Para qué sirve la música si no?
 Cierto día hasta llegaron a comentarme que el motivo por el que Van Gogh se cortó la oreja (aparte de que estaba algo zumbado) es que también sufría de tinnitus... y que en un momento de desesperación dijo "pues me la corto y problema solucionado". Ja, menudo chasco se llevaría si así fuera el caso...
 Pero no os preocupéis que si en cuatro años aún no he hecho 'nada raro' no creo que pase nada. Aunque ahora que lo pienso, últimamente me ha dado por pintar cuadros....

Quiero mi cerveza

 Hoy me apetece tomarme una cerveza. Me da igual si no resulta femenino, yo también sé disfrutar de una buena cerveza, fresquita, casi que la prefiero casi sin espuma, pero da igual (me acuerdo de pequeña que a mi padre si le hacía pedírsela con mucha espuma, porque yo me pedía la espuma, ya apuntaba 'maneras cerveceras'). Si es en una terracita mejor, aunque es lo de menos; en la cocina de mi casa la disfruto igual, con mi aperitivo al lado. 
 Y aunque parezca poco creíble por lo que acabo de narrar, os aseguro que he estado todo el verano sin probar una cerveza. El porqué me apetece más la cerveza en otoño es un misterio de mi naturaleza como humana. Ni idea. Pero basta que el día sea más fresquito para que más me apetezca. Alguna lógica tendrá. Suelo hacer caso a los antojos estos tan raros que te dan de pronto (y no, no estoy embarazada, quitaros esa pícara sonrisa de la cara) porque he aprendido que el cuerpo es bastante sabio a la hora de reclamar algo, lo mismo que cuando tiene sed te pide agua... bueno pues a mí hoy me está pidiendo cerveza (antes de ayer me pedía espinacas tampoco es que le dé por pedir bebida a todas horas, las cosas claras)
 Además una bebida que se tiene constancia que se encuentra en todas las civilizaciones antiguas no creo que sea mala. Los romanos la consideraban una bebida de bárbaros (es que a estos les gustaba más el vino, que también lo entiendo por otra parte). A mí también me viene a la mente la imagen de Obelix tomando su buena jarra de cerveza y me pega más que vérsela tomar a un romano; incluso te paras a pensar y opinas que eso de que se cayó a la marmita es un cuento chino, que en realidad eso es lo que comúnmente se le conoce como una tripa cervecera. Y es que siempre se ha relacionado las barrigas con la cerveza. Y yo particularmente, no sé por qué "extraño motivo", relaciono las tripas cerveceras, con las visitas al pueblo de mi madre.
 En cierta ocasión (porque a lo sumo sólo haces la visita una vez al año y por pura formalidad porque en realidad el cortijo está a las afueras del pueblo) apareces con un acompañante del género masculino cuya característica principal a simple vista es que luce una buena panza. Las abuelillas de pueblo ya os las podéis figurar, esas da igual el pueblo que sea, se comportan todas igual. Se quedan mirando de arriba a abajo, notas como están inspeccionando al sujeto, es carne nueva, a ese no le conocen (las compras y negociaciones en el mercadillo, carnicerías y pescaderías varias las hacen expertas en esta clase de exámenes visuales) y al final con una sonrisa del todo sarcástica en la cara saltan a modo de sentencia :
 _ Vaya, estás de buen ver... - y por un momento te entra un escalofrío repentino porque te parece que en realidad lo que está pensando es en los chorizos y morcillas que saldrían de tal ejemplar en la  siguiente matanza. 
 Los abuelos ya van más al grano. Ellos conocen bien esos locales llamados tascas y bares cuya excusa para beber ya sea un vino, cerveza o copa, es la de jugar a las cartas, y dicen directamente: 
 _ Hay que ver cómo nos gusta la  cerveza, ¿eh? - acompañado de una sonora carcajada y palmaditas en la espalda, y entonces sabes que están a punto de invitarle esa tarde a jugar a las cartas.
 Al final el 'Sancho Panza' de mi historia, tuvo que acudir al médico por motivos más que evidentes que ocasionan la obesidad. Pero el facultativo es más serio y diplomático y a la hora de realizar el informe médico lo que puso en las observaciones es que el paciente presentaba un abdomen globuloso prominente. Ahí es nada: tantas vueltas al vocabulario de la lengua castellana para decirle simple y llanamente que lo que pasaba es que estaba GORDO, cosa que por otra parte, tampoco hacía falta que alguien confirmara lo que ya de por sí puedes constatar con un espejo delante... 
 Pero no echemos la culpa a la cerveza. Soy de las que opinan que más bien es el pincho o la tapita que te tomas junto a la cerveza lo que engorda, y más teniendo en cuenta que una hora después te vas a 'trincar' tu buena comida o tu buena cena, porque la cerveza no quita el hambre, más bien te la da.
 Además que yo sepa a ninguna mujer se le ha visto la tripa cervecera... simplemente lo que preguntan es si estás embarazada. No es mi caso, ni lo de la tripa ni lo del embarazo, así que ¿sabéis que os digo? que me voy a por mi cerveza antes de que se me vayan las ganas.

De nueve a ocho

  Hace un par de días fue publicada una noticia anunciando que Plutón podría tener mares bajo su superficie helada. Imaginaros si tiene que hacer frío en Plutón que dicen que alcanza temperaturas de 230 grados bajo cero. Sí, desde luego esa cifra ya de por sí sola te deja helada ... Y entonces te acuerdas que Plutón también fue tema de noticia hace años y te preguntas: ¿Por qué Plutón dejó de ser planeta? qué injusto, y encima ahora hasta puede que tenga mares... (sí, es una de esas dudas existenciales que, como parece que no hay cosas en este mundo, llamado planeta Tierra, por las que preocuparse -o a lo mejor precisamente porque son demasiadas- te centras en los otros)
 Tantos años en la categoría de ser uno de los nueve planetas que forman el sistema solar, y de pronto va y le despiden del cargo. Lamentablemente hoy en día en estos tiempos que corren nos resulta la situación hasta familiar, cambios por todas partes, pero para un planeta  resulta de proporciones astronómicas el que te quiten el cargo. La decisión se tomó en Praga. Había dos opciones: o se quitaba a Plutón de la lista, o se aumentaba el sistema solar a doce. Yo ya no sé si fue por el hecho de tener que inventar un nombre 'decente y pronunciable' a los otros nuevos tres, por evitarse más costes en exploraciones espaciales o simplemente por aquello de 'tres son multitud'. La cuestión es que al final la decisión tomada y además por unanimidad fue simplemente eliminarlo, tacharlo, borrarlo... y porque está lo que se dice bastante lejos, si no hasta le dan la patada.Y ya no es sólo que lo excluyeran del sistema, es que encima fue por su tamaño (yo creo que también influyó el hecho de que tenga una órbita tan excéntrica, que se pega 20 años más cerca del Sol que su vecino Neptuno, y eso a Neptuno nunca le ha sentado muy bien)  y pasaron a considerarle simple y llanamente como 'planeta enano'... para que luego digan que el tamaño no importa; que se lo digan a Plutón si importa o no. Es más pequeño que nuestra Luna, pero oye, tampoco hay que desconsiderarlo, que nosotros sólo tenemos una y él tiene tres (la cantidad también es importante...)
 Yo a partir de entonces, cuando veo a alguien perdido total -sea por la situación que sea, no vamos a entrar ahora en analizar la clase de perdición-, suelo decirle: Estás más perdido que Plutón, que fíjate si está perdido de la mano de Dios que hasta dejaron de considerarle planeta.

Lo que el ojo no ve...

Acabo de leer un artículo que me ha resultado un tanto curioso: Un estudio norteamericano publicado recientemente dice que si los niños miran continuamente Bob Esponja éste les podría provocar déficit de atención y dificultades, tanto para resolver problemas como para presentar una conducta moderada. 
 Al parecer este estudio se ha desarrollado en la Universidad de Virginia. Yo siempre me he preguntado a quién se le ocurrirá hacer esta clase de estudios y cual será el hecho que motiva a los mismos, porque sinceramente a mi me preocuparía más la conducta que podría generar en el niño el ver a Shin Chan burlándose de la autoridad materna y paterna constantemente y enseñando el 'culito-culito' (por no hablar de la trompa), que a una esponja un tanto peculiar que vive en una piña en el fondo del mar y cuyo mejor amigo se llame Patricio Estrella... Que a mi lo que me causa más curiosidad sinceramente es por qué Don Cangrejo tiene de hija a una ballena o por qué Gary es un caracol que maúlla como un gato o lo que es más inquietante: qué rayos hace una ardilla en un traje de astronauta bajo el mar, viviendo en una burbuja que adentro tiene un árbol y que además puede lanzar cohetes a la luna.
 Ya sé lo que estáis pensando: que me los trago todos. No, no es que yo los vea; es que una también ha tenido 'gente menuda' en casa, esos locos bajitos  que acaparan el mando y te acaban contando todo el argumento de la serie  y personajes varios. 
 Me ocurrió lo mismo con las Supernenas. Tanto serie como película... Cierto día de estos en que la pequeña Laurita de visita en casa se enfadó conmigo, cogió enseguida el DVD de dichas nenas, y con un gesto enfurruñado, como si le fuera el alma en ello, exclamó a los cuatro vientos:
_ ¡Pues ahora me voy y me llevo la peli de las Supernenas y ya no te la dejo ver más! - (una no tiene más remedio que evitar la carcajada porque en realidad estás pensando: 'Sí por favor, llévatela ya...')
 Aunque no me quejaré, hay casos peores. Sé del caso de una amiga, que tras hacerle ver su sobrina en unas vacaciones, durante una semana seguida y en repetidas ocasiones, la película de Barbie, optó por dejar de querer ser madre soltera (por no aguantar 'al otro', la entiendo muy bien), a simplemente ser 'soltera', a secas. Ese sí sería un estudio interesante  (¿habrá tenido que ver en algo la figura de Ken en esta historia?), y no el de Bob Esponja, que al fin y al cabo es sólo una esponja con ojos grandes. Lo mismo puede que al final hasta le saquen  mensajes subliminales. 
 En nuestra época ya pasó con los Pitufos. Se empezó a correr el rumor que en realidad eran seres infernales, cuyo único propósito no era otro que el de  difundir el pecado: había uno vanidoso, uno gruñon, otro glotón, el perezoso... En fin la personificación de los pecados capitales (la lujuria era Pitufina, claro, cómo no) y Gargamel en realidad era un monje dominico inquisidor donde los haya, intentado acabar con esta plaga. Que digo yo que 'Blancanieves y los siete enanitos' tampoco se diferenciaban de éstos mucho que digamos, pero contra ésta, nunca ha sucedido nada. Ni siquiera Heidi y Marco se libraron de la quema... ¿Qué será lo siguiente?,¿Será Pocoyó un extraño ser mutante con intenciones varias? ¿Por qué sólo tiene 4 dedos, va siempre con gorro y nunca enseña las orejas? Animo a cualquier universidad a que realice un estudio adecuado del tema porque quién sabe... así salen los niños después como salen.

Pato, pato, pato....

 En la vida hay dos clases de personas: las que son del Pato Lucas y las que son del Pato Donald. Yo siempre he sido del Pato Donald. A pesar de que era prácticamente imposible entender una sola palabra de las que decía, y me ponía nerviosa en el intento (en realidad es sencillo hablar como el Pato Donald, el truco consiste en hablar poniendo la lengua en los dientes superiores sin moverla), a Lucas siempre lo miré con cierto recelo. 
 Lucas no es el estereotipo que se espera de un pato: el de ser patoso... Sin embargo Donald lo borda. No hace nada a derechas, siempre acaba liándola y metiéndose en complicaciones innecesarias. Sencillamente es un pato patoso, como tienen que ser los patos.  No es de extrañar tampoco el carácter de Daisy, cabeza pensante de la pareja, con una paciencia envidiable ya conocedora de los líos donde se mete su querido Donald. Y es que yo creo que si Donald fuera Lucas, Daisy ya le hubiera dado puerta, porque el encanto que tiene Donald es la imperfección que lo caracteriza: como buen pato.
 Y como buen pato, proviene de una familia patosa. No sé si sabréis que Donald tiene una hermana gemela, llamada Della (aunque bueno si os paráis a pensar esto de que un pato tenga un gemelo yo no sé si es porque compartieron el mismo huevo). Della es la madre de Jorgito, Jaimito y Juanito (en otras partes se les llama Hugo, Diego y Luis...  exactamente igual; aunque ya sabéis que esto de las traducciones del original, no sé el cachondeo que se trae el que las hace, supongo que esta vez fue a modo de guiño personal a alguien en particular; en realidad se llaman Huey, Dewey, and Louie). Y el padre de los sobrinos, es decir, el cuñado de Donald, es hermano de Daisy, su novia. Vamos un cuñado al cuadrado. Los cuñados son una especie en la familia que no suelen caer muy bien que digamos (siempre hay excepciones, no digo que siempre se dé el caso) a los que sólo se suelen aguantar en las fiestas de navidad y celebraciones familiares varias. Pero éste nunca aparece (ni tampoco la hermana); eso sí, a los sobrinos se los mandan cada dos por tres no: cada tres por cuatro. La primera vez fue porque al padre -el 'cuñaaaoo''- estaba en el hospital porque estos no tuvieron otra idea mejor que ponerle un petardo en la silla (imaginaros como le quedó la cola: con ganas de tener más hijos, seguuuuro). Tampoco me explico muy bien que se los encarguen a Donald teniendo un tío llamado Gilito, que está forrado en el dólar. Por otra parte Gilito también es tío de Donald , (aquí ya es cuando la sesera te empieza a echar humo por las orejas intentando averiguar el parentesco del tío Gilito con Donald tíos ambos de los sobrinos trillizos de la hermana gemela del segundo, aunque creo que Gilito es más bien tío abuelo de los sobrinos, con lo cual acabaría siendo el hermano del padre de Donald, vamos, de su abuelo... pero visto que todos salen de huevos y nidos varios tampoco te paras mucho en intentar entenderlo). 
 En resumidas cuentas una familia de lo más patosa, como debe ser, como todo buen pato. Y sin embargo ¿a quién tiene Lucas? simplemente es un pato salvaje, charlatán, malhumorado y con mal carácter (de los que te escupen cuando están hablando porque todo te lo dicen vociferando). Ni siquiera le enfundaron el traje de marinero con pajarita que siempre lleva Donald (a Donald sólo le ponen pantalones cuando va a nadar...); a lo sumo lleva sombrero y si acaso. Pensándolo bien ya comienza hasta darme pena el pato.... Me está empezando a recordar al 'patito feo' de la historia, que tenía madre y hermanos pero se burlaban de él por ser negro... pero ese es otro cuento. Yo me sigo quedando con eso de 'dime de qué pato eres y te diré cómo eres'. Por cierto, yo tenía un pato que se llamaba TOPACIO (pero eso también es otra historia)

PD: Reconocedlo... ¿A que al final habéis caído en la tentación de hacer la prueba de hablar como el Pato Donald, colocando la lengua en el cielo de la boca? ;)

Lo que hay que ver ...

 ¡Qué agobios he pasado esta noche!. Bueno la verdad es que ya la cosa se anticipaba rara, porque antes de acostarme opté por poner una película de éstas que parece prometen por un título un tanto fácil (que de tan fácil promete ser mala) pero te da la curiosidad y la pones para ver cómo es de mala. 
 Por supuesto omitiré el título, no quiero herir sensibilidades (tampoco es española por si alguien lo dudaba, que sé que hay gente que simplemente decir "es española" ya pasa hasta de mirar el argumento de la misma; es así qué le vamos a hacer). Se supone que era de miedo; se supone, porque eso lo único que daba miedo era el saber que estabas perdiendo el tiempo en mirarla. Pero como me han dicho siempre que para poder valorar las cosas buenas también tienes que 'tragarte' las cosas malas, pues nada.... haciendo de tripas corazón (no, no era de zombis). Hasta que ya sólo faltan 15 minutos para que llegue el final y ocurre uno de estos puntos de giro tan típico-tópico (como todos lo que habían ocurrido hasta entonces) de guionista con ganas de acabarla (también 'hasta los huevos ya' era lo que parecía que estaba) sin las ganas suficientes de inventar algo o darle otro giro a la trama. Tan evidente todo que ya sí que dije: "Hasta aquí hemos llegado". Me da igual si el final era algo sorprendente, imprevisible o no. Creo que precisamente le hice un favor porque el único misterio que tenía 'eso', era que se quedara el final en el misterio. Ya habiendo visto una hora y media estaba claro que el bueno iba a ser bueno, salvar al resto y el malo pudriéndose en el infierno. Que sí, que pasa en todas, pero igual en otras te puede sorprender la forma y manera de resolverlo...  Aquí no te sorprendía nada... (es que en lugar de miedo yo ya literalmente me 'descojonaba').
 Así que opté por irme a la cama, y que queréis que os diga: me he pasado media noche soñando que tenía que ingresar en la cárcel al día siguiente, y lo que más me preocupaba es que no pudiera llevarme el móvil y no me supiera ningún número de memoria (mi madre no se sabe ni el suyo pero eso tampoco es de extrañar, ¡si ella nunca se llama!). No sé cuál era el motivo de mi condena -tampoco iba la película que acababa de visionar sobre dicho tema- pero supongo, como el subconsciente es así de sabio, que en realidad lo que me estaba diciendo es que tenía grave delito el hecho de haberme atrevido a verla...

Como un bollo...

 A quién le amarga un dulce... Nada mejor que acompañar el amargor tan peculiar del café -e incluso del zumo de naranja- que con un bollo. Ese olor a bollería recién horneada es irresistible hasta para los paladares más sofisticados... Pero, ¿os habéis parado a pensar alguna vez en los nombres que les damos a los bollos? Una está tan acostumbrada a pedirlos, porque los conoce de toda la vida, porque es de las primeras cosas de 'gastronomía' que aprendes (el término chocolatina también se aprende muy rápido, en realidad en mi caso la excusa para comer el bollo simplemente era la chocolatina...) y no te fijas realmente en lo que estás pidiendo. 
 Por poner un ejemplo: el 'Bollo Suizo', el más simple de los bollos, el que no tiene nada (bueno vale a algunos les ponen nata), el que simplemente es bollo y tiene forma de bollo y ya está. Pero ¿por qué le llamamos 'suizo'? ¿qué tiene de suizo ese bollo? Aquí también se le llama 'Bollo de leche' (que no es lo mismo que decir 'un bollo de la leche', no es lo mismo aunque se le parezca). Hace poco supe la respuesta: por una cafetería de principios del siglo XIX en Madrid, que al parecer se hizo famosa por sus bollos, y se llamaba Café Suizo (si que debían ser buenos). Es más, si tú vas a Suiza - por los motivos que sean, eso no importa- y pides un 'Bollo Suizo', no tienen ni idea de qué estás hablando; y cuando lo describes  te dicen: "Lo más parecido a eso que usted me está hablando (lo del trato de 'usted dependerá de las formalidades que tenga el camarero) es el 'Bollo Español'. Tiene o no tiene su gracia... Y es que no nos damos cuenta, hasta que salimos de casa, que no en todas partes se les da el mismo nombre a los bollos.
 Me contaba una amiga hace poco, sus aventuras y desventuras de vacaciones por Benidorm. Sus padres habían alquilado un apartamento todo el mes y ella aprovechó a ir con ellos los 10 días que aún le quedaban de vacaciones. Claro, llegas al apartamento y te lo encuentras vacío del todo, no tienes nada, ni siquiera para desayunar, así que lo más sencillo: vas a desayunar a la cafetería que ves más cercana. Y ya con el café servido te dispones a elegir el bollo. Primero decide la madre:
_ Yo quiero un 'Garrote de Chocolate' - ya la camarera la mira con cara rara, frunciendo el cejo: "¿En serio me está pidiendo un garrote?" que supongo la pobre se estaría imaginando a la querida madre de mi querida amiga como la sota de bastos, blandiendo en garrote en plan amenazante al estilo 'Capitán Cavernícola... e hijo' (en este caso mi amiga).... ¡y encima de chocolate!. Más vale que mi amiga enseguida se dio cuenta y fue a la ayuda y rescate de la madre antes de que la camarera llamase a los de seguridad o a los loqueros directamente: Napolitana, una napolitana... y ya eso la camarera si lo entiende (que por cierto, que manía con darle a nuestros bollos nombres extranjeros, no? pasamos de suiza a nápoles).
Le llega el turno al padre y no acaba de decidirse, y amablemente la camarera, habiendo pasado ya el primer trance le aconseja amablemente: 
_ También tenemos Susu. - esta vez la cara rara y de circunstancias se produce en la otra parte
¿Susu? ... - la camarera, que capta que no se sabe 'eso qué es lo que es', le empieza a explicar _ Es un bollo redondo con azúcar por encima y dentro relleno de crema. _Y mi amiga, que sigue al tanto, (ya parece una experta en bollos) le dice a su padre corriendouna 'Bomba' papá, las de allí de toda la vida. 
 Y ya por fin es cuando le toca pedir a ella, que se siente segura y autosuficiente después de haber esquivado dos de las pruebas más duras en el mundo de la repostería, y haciendo notar su alto grado de experiencia en el sector salta:
_ Y a mí  PÓNGAME UNOS CUERNOS ......
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Pre-ocupada

Creo que el ser humano nació con el gen de la preocupación ya adquirido o lo que es lo mismo: nació preocupado. Todavía no conozco a nadie que no naciera llorando (aunque tal y como avanzan los tiempos ya a una no le extraña nada). Que más vale que en ese momento culmen de toda vida humana, la vista todavía no está muy desarrollada, porque que lo primero que veas sea un cuarto de paritorio y un tío 'enfundao' en bata blanca, con la mascarilla y los guantes de látex, el llanto está más que justificado: 
_¿Esto es la raza humana? Buaaa, buaaa, buaaa (no tranquilo, que esto no es nada... luego viene la parte del azote en las nalgas... ). 
 Pero la vista es sabia. Yo pienso que en ese momento primero de: 'agárrate que allá voy' , nuestra primera preocupación es: ¿Sabré respirar o no?. Ya te has dado cuenta minutos antes (algunos incluso horas, depende el parto que cada cual le diera a su querida madre) que ahí ya no pintas nada, no hay líquido amniótico y te las tienes que apañar como sea. 
 Luego ya una vez naces, sales del hospital y te llevan a casa, te vas acostumbrando a eso que llaman aire y le has cogido gusto a lo del llanto y la gente te suelta eso de: "¡Vaya!, qué buenos pulmones tiene". Y una piensa: entonces es que lo estoy haciendo, 'de puñetera madre': voy a perfeccionarlo. Y te pegas unos tres meses o más berreando a todas horas (que se lo pregunten a mis padres).
 Después llegan las demás preocupaciones; que eso de que en la infancia no se tienen, vamos a dejarlo. Cada etapa tiene sus preocupaciones: no encontrar de pronto tu chupete puede ser un drama; que te cojan en brazos gente extraña también; la visita al pediatra ya te parece el extremo de la crueldad humana, vacuna aquí, vacuna allá; sufres si por la noche viene el coco o el hombre del saco y aprietas los ojos para ver si te duermes antes (tengo un amigo que cogió trauma a los Reyes Magos, porque eso de que se presentaran de noche, sin avisar y tenías que dormirte para que aparecieran....... eso no era una buena señal para nada. Papa Noel ya directamente era el hombre del saco personificado) ; y si de pronto hace frío y te acuerdas de tus muñecos, te preocupas si los pobrecitos no estarán bien abrigados. En cierta ocasión mi madre me encontró durmiendo en el suelo, mientras la cama estaba llena de peluches bien arropados 'para que no pasaran frío, mamá', y me saltó, no sin antes poner el grito en el cielo: 
_ ¿Serás tonta?... 
_ No mamá................. SOY HUMANA
Y sigue estando, ya son más de 10.......



Mi Dina-sauria

 Siempre quise tener un perro, pero nunca me dejaron (bueno en realidad si me hubieran dejado yo por mi formaba todo un zoológico en casa, acordaros que yo iba para veterinaria). Todos los años insistía con la misma idea del perro pero nada. Y hasta envidiaba a aquella amiga que contaba que sus padres le dijeron: qué quieres tener, un hermanito o un perro....... y al final tuvo perro.
 Yo al final - o al principio, según se mire la historia- tuve tortuga (porque me la regalaron a escondidas si no tampoco). La pobre tortuga, reptil como ella misma en sus orígenes (tortuga galápago, conocida como 'la de las sienes rojas', que es normal se le ponga ese nombre porque su nombre es otro de esos impronunciables) la crié de tal forma que al final adquirió complejo de perro. Y cuando digo que la tortuga tiene complejo de perro la gente me mira raro. No lo comprueban hasta que ven a la tortuga 'en directo' (a nadie le extraña lo del circo de pulgas amaestradas pero hablar de tortugas amaestradas ya es otra historia). Y es que a falta de perro pues domesticas al bicho.
 No sabía si era hembra o era macho, pero yo la llamé Dina (sí, por el Dinosaurio mascota de los Picapiedra, además mi padre se llama Pedro....).
 Estuve 14 años en la intriga del género sexual del animal, porque como comprenderéis, en una tortuga eso tiene tela, porque todas tienen rabo, sea lo que sea. Y te dicen: según las uñas, según el caparazón.... según nada: eso no se sabe. Y digo 14 años, porque fue cuando de pronto nos sorprendió poniendo huevos. Siiiiiiii, puso un huevo, y dos y tres... (como la gallina turuleta).  Y yo en lugar de extrañarme hubiera puesto huevos como por obra y gracia del espíritu santo, me alegré de saber que era hembra: era una preocupación existencial mía desde la infancia, haber 'amariconado' al bicho innecesariamente llamándolo Dina....
 Le dijeron a mi madre en su día al principio de tenerla: tranquila que estos bichos no crecen... ¿Que no crecen? Jaaaaa, hasta que descubrió el jamón, se podría decir. Si porque una un día se le acaba el botecillo de mini-gambas que te venden en la tienda ('gammarus' que se llama, estilo quisquillas pero más pequeñas y secas) y empiezas a experimentar a ver qué le puede gustar de comer. La lechuga resultó que no era lo suyo, pero cuando probé a ponerle jamón...... ¡Si lo tengo dicho, que no conozco todavía a nadie que no le guste el jamón después de haberlo probado!. Y tras el jamón descubrimos que también comía carne y pescado, y encima era sibarita, y lo que más le gustaban eran los langostinos y las gambas (y no los del botecillo precisamente) y fue creciendo, y creciendo... y la 'galapaguera' esta tan cuca que te venden con su palmera y todo, se le queda pequeña. Es más, hasta un día la descubres trepando por las paredes en su intento de huida del recipiente... y tienes que ir adquiriendo recipientes varios conforme pasan los años, y mi madre se sigue acordando del que decía que 'tranquila que no crecen'.... (al final ha acabado en la bañera del cuarto de baño de invitados).
 Y la tortuga no me extraña que haya sobrevivido tantos años en este mundo llamado planeta Tierra, porque se mueve a sus anchas tanto en la tierra como en el agua. Puede dormirse sumergida dentro y yo no sé cómo lo consigue, pero no se ahoga. Sólo le falta tener alas, y ya sería el bicho perfecto.
  La casa se la reconoce de cabo a rabo, y la recorre palmo a palmo. Sabe perfectamente dónde está la terraza, se da allí sus buenos baños de sol toda estirazada, y posteriormente, si hemos cerrado la puerta, se encarama y llama con las patas (anda no, como que se va a quedar ella durmiendo en la calle teniendo casa...). Que sí, que la tengo amaestrada....
 En la actualidad ha dejado de ser mi mascota; ahora ha pasado a ser la mascota de Nimey, mi Yorkshire, porque sí señores, al final conseguí tener perro... Yo tenía miedo de que el perro tomara al bicho como un juguete cuando llegó a casa, y ahí me veis a mí de vuelta al amaestramiento para inculcar a Nimey el amor y respeto a este tan peculiar animal, y ahora se ha vuelto en su guardiana particular: como intentes coger al bicho te ladra. Pendiente todo el día de la tortuga está, y Dina pasa del perro olímpicamente, bueno en el fondo le da igual, sabe que ella es más dueña de la casa que el perro, porque si Dina hablara.... es lo único que le falta aparte de las alas.

Na na na nananá...

 Recuerdo mis tardes de colegio cuando llegaba a casa. Al empezar a ir a la escuela ésta estaba al lado: en 3 minutos ya estaba en casa. Posteriormente nos mudamos de piso y de barrio. Pero yo no quería cambiar al cole de ese barrio: ¡qué pereza volver a hacer de nuevo amistades, con lo que te ha costado aprender el apellido y nombre de las 31 que había en mi clase!. Después 31+5, cuando el cole se volvió mixto: cinco chicos más (estaban bien rodeados, eh?). Después sólo eran cuatro porque uno repitió (que tampoco me extraña, creo que se sentía "extrañamente rodeado", además la clase del curso anterior estaba más combinada).
 Total que al final no hubo más remedio que volverme en 'chica del autobús'.  En mi cole se diferenciaban esa especie de 'gremios sociales': estaban las del autobús, las del comedor, las del autobús más comedor y las de mamá (éstas eran a las que les iba a buscar su madre a clase, yo también era antes de "las de mamá", pero ascendí en el puesto. Padres se veían pocos, la verdad,así que "de papá" no era nadie). 
 La ventaja de ser de las del autobús es que siempre acabábamos la última clase de la jornada, 15 minutos antes del resto, y siempre escuchabas al profesor/a de turno decir esas palabras mágicas de: las del autobús ya podéis salir. Y nos dábamos una prisa en recoger las cosas, quitarnos la bata y ponernos el abrigo.... sí sí, justo la misma que teníamos al entrar; exacta vamos. Y mientras, con una sonrisa no disimulada, veías cómo el resto te miraba cómo por fin escapábamos para casa y ellos seguían allí en el pupitre sentados (sobre todo si tocaba la clase de matemáticas, y estaba la víctima sudando en la pizarra y el resto temblando fuera el siguiente en ser juzgado, eso si que era un 'salvado por la campana' en toda regla).
 La desventaja en mi caso es que ya sí que me costaba llegar a casa, no era como antes. Mi parada era la última del recorrido (era la última en llegar y la primera en recoger, así que la puñeta por partida doble, porque tenía que madrugar bastante más que el resto para ir al cole; todo tiene sus inconvenientes y sus ventajas). Y por otro lado, la parada ni estaba en mi barrio, ni estaba en mi casa (evidentemente), porque la compañía de autobuses que tenía mi colegio decía que ya quedaba fuera del recorrido y que como sólo había que recoger allí a una persona -'la mendas'- pues se negaron a ponerme más cerca una parada. Así que cuando ya por fin llegaba a casa,  estaba agotada. A veces incluso aprovechaba a hacer las tareas dentro del autobús e incluso me daba tiempo a hacerlas antes de llegar a casa (salvo las redacciones de lengua, esas ya había que hacerlas con buena letra... Con lo que fastidiaban entonces y mira cómo es la vida que aquí una se pone a escribir en el blog y piensas: con lo que me molestaban a mí esas tareas de clase...).
Cucú-cucú, todos sabemos la hora...
 Así que llegaba de clase justo a tiempo del comienzo de Barrio Sésamo, a las 18:30 que era. Cogías el bocata que te acababa de preparar tu madre (todos los días te advertía antes que cogieras el paño de cocina y cuidadín con las migajas.... da igual, las migajas son las migajas), y te lo llevabas corriendo al salón de casa para ver la tele mientras te lo comías y escuchabas el comienzo de la sintonía, que era un pedazo letra... Na na na nananá, na na Na y aunque ahora no lo entiendan -ni siquiera ahora nos entendamos nosotros años después- nos encantaba ver a un erizo de rosa llamado Espinete (y no nos extrañaba que sólo se vistiera para ponerse el pijama y meterse en la cama y le diera sin embargo igual después ir en pelotas por la calle) o a Don Pimpón, que eso no era erizo ni era nada.... Siempre ha sido una de mis dudas existenciales ¿qué era realmente Don Pimpón? (la primera vez que me compró mi madre un peto vaquero no me gustó la idea nada, porque me recordaba a Don Pimpón, y es que yo era más de Espinete que de Don Pimpón). Y te gustaba esa calle, y te preguntabas por qué el panadero de tu calle no era tan simpático como Chema, y daba igual los repitieran, lo seguías viendo.
 Después salían ya los 'teleñecos' (por llamarlos de alguna forma), que esos ya los conocían en todas partes: Epi y Blas, Coco, Triki (el monstruo de las galletas)... pero mi favorito era Gustavo: el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo, siempre con el micrófono en la mano. No os sé decir por qué pero me encantaba esa rana, era mi sección favorita del programa, cuando salía la rana con su gabardina enfundada. 
 A veces me pregunto si fue culpa de la rana Gustavo, la que me influyó para que años después decidiera que lo mío era el periodismo y la comunicación audiovisual a la hora de elegir carrera profesional. Aunque yo siempre decía que iba a ser veterinaria... pero como he dicho siempre: bichos hay en todas partes.

Miércoles de miércoles

 Odio los miércoles. Bueno, vale, quizá la palabra 'odiar' suene demasiado fuerte, pero sí es verdad que les tengo manía desde siempre. No lo suelen entender, hay quién se me queda mirando con cara de interrogante y me pregunta por qué. Supongo que no es lo habitual. La gente suele odiar los lunes, los domingos a última hora... pero respeta a los miércoles. Yo suelo responder que es porque... es el día más largo de la semana. "¡Como todos!" -me dicen. No, como todos no: tú cuenta las letras y verás cómo es verdad que es el día más largo de la semana y además es esdrújula como mi Brújula.....(¿Os acordáis de 'Mi Brújula'?). Aunque lo de esdrújula me da igual, porque también lo es el sábado y contra el sábado no tengo nada (cambiando de tema, el corrector éste ortográfico que te señala en rojo las faltas, no reconoce la palabra 'esdrújula' y sin embargo sí reconoce 'esdrujuliza' y 'esdrujulizo', vaya cosas más raras... Contra el miércoles se ve que tampoco tiene nada).
 De todas formas, a ver, poneros a pensar: los lunes comienzas la semana. De acuerdo que es un fastidio el tener que madrugar pero en realidad con esa misma excusa de que es lunes, no rindes lo normal, y pasa que no pasa nada, porque es lunes y de todos es sabido que el 93% de los ciudadanos coincide en afirmar que odia los lunes, como Garfield (he puesto el 93 y no 95 porque a mi me hace 'más ilu' estar en el 7 por ciento restante que en el 5).
 Los martes ya no tienes excusa pero la gente se consuela pensando: al menos no es lunes. Ya no cuesta tanto levantarse porque el esfuerzo era el lunes. 
 Los jueves es cuando ya empiezas a ver más próximo el fin de semana, y además, desde que has pasado tu etapa universitaria incluso puedes permitirte el 'lujo' de salir por la noche sin que la gente 'te mire raro' (de todos es sabido que, como hay estudiantes de fuera que el viernes vuelven a sus lugares de origen varios, aprovechan el jueves para salir por su ciudad universitaria correspondiente, y ya se ha quedao en costumbre, y aunque no seas universitario no pasa nada). 
 Los viernes ya vas con más alegría por la calle, y ese día hasta el desayuno te sabe mejor y en realidad sólo estás pensando en acabar la semana laboral. 
 De los sábados y los domingos creo que no hace falta decir nada ¿verdad? (a no ser que te los fastidien con alguna guardia, lo sé). Lo molesto es que siempre se estropea el tiempo. Ya pregunté una vez por qué se producía tal fenómeno atmosférico 'tan cachondo' (después de haber tenido toda una semana un sol radiante, mirándolo por la ventana sin poder hacer planes de nada, y me dijeron que era porque hay menos contaminación atmosférica al haber menos circulación por la carretera y que por eso es más fácil que llueva. Caprichosas que son las nubes). 
 Los domingos suelen servir para descansar del sábado, y depende de lo divertida que haya sido la noche anterior el resultado ya se sabe -noches alegres, mañanas tristes-, pero como no tienes que madrugar tampoco te importa tanto: día familiar en el que normalmente se come pollo o paella (tampoco me preguntéis por qué).
 Pero los miércoles.... ¿qué tienen los miércoles? están en medio de la semana, ya has pasado lunes y martes y todavía te quedan jueves y viernes por delante; no te puedes quejar del lunes y todavía te parece lejano el viernes. Además recuerdo desde la infancia, cuando ibas a expresar cierta palabra escatológica considerada insulto y pecado mortal decirla a tan tierna edad, aprovechabas el comienzo léxico de ese día de la semana para que no te mirasen mal: ¡Vaya mierrrr.......coles.!
 Y por si todavía no os parecen suficientes las razones, fue un miércoles por la tarde, ya hace 33 años, cuando le dí a mi madre el día con los dolores del parto (eso sí , antes me aseguré de que tuviera el antojo de churros con chocolate para endulzarle un poco más el acontecimiento... un antojo a la tarde, con el calorcito de agosto). No obstante, como ya a estas alturas os podéis imaginar, me esperé y me aseguré de que fuera la una de la madrugada cuando asomara la cabecilla al mundo, y que aparte de que fuera un 17 de agosto, fuera JUEVES.

Bichejos peculiares

El que no tenga algún conocido de estos que dices 'es un tipo raro', que levante la mano. No es mala gente, para nada; sencillamente es 'rara'. Bueno, venga, cambiemos el 'raro' - (me estoy acordando del archivo del mes pasado de Raro, raro, raro) - por el 'peculiar'. Esto que dices: "Tú estás en esta vida porque de todo tiene que haber en este mundo", y no lo estás diciendo ofensivamente, para nada: yo misma me lo digo a diario cada mañana al levantarme.
Un día estás charlando con él y te dice:
Estaba ayer en el baño y ví un lepisma! ¡Guau! Desde que supe que eran de los pocos que quedan de la prehistoria ya los miro con otra cara.
Y una piensa: la misma cara con la que te estoy mirando yo ahora, seguro. Para empezar por qué me haces imaginarte en el baño; ya aunque no especifiques qué estabas haciendo (...), una sabe perfectamente las tres probables situaciones por las que alguien entra a un baño... (cuatro si sumamos 'para limpiarlo'). Para continuar: a mí háblame en cristiano, el de toda la vida. A ver: qué leches es un lepisma. Encima te dice que es prehistórico... algo prehistórico en un baño... Y una en ese momento se promete a sí misma, que se cuidará muy mucho de mirar la taza del wc cuando entre al baño; incluso te empiezas a creer esa leyenda urbana que dice que habitan cocodrilos por las alcantarillas subterráneas de desagües varios.
Ya al final te atreves a preguntarlo: 
_ Un lepisma..... oye,tú... ¿qué es un lepisma?(y al pronunciarlo te recuerdas a ti misma, como el bajito de Martes y Trece, y ya sólo te hace falta hacer el tic del ojo).
 Y en su intento para que no te lo imagines (sencillamente porque no sabe explicártelo, y ya te conoce, y sabe que puedes llegar a visualizar cualquier cosa menos un 'lepisma') acaba donde siempre acaban en estas cosas: buscándolo en el Google (ya se le conoce como San Google, y en mi círculo de amigos, 'el de quién sabe dónde', por las búsquedas...)
Entonces, ya por fin, ves la foto..... Sí, efectivamente, tal y como lo sospechaba: es un bicho de los que dan asquito. Y te quedas mirando más fijamente y de pronto lo captas: 
_ Joe, anda déjate de lepismas ni ochocuartos... ¡A eso toda la vida se le ha llamado CORTAPICHAS!  Así que yo que tú tendría mucho cuidado la próxima vez que vayas al baño...
(yo siempre he preferido llamarle cortapichilines, será cuestión de tamaño, no lo sé).

La Marmota

 La marmota es un género de roedores esciuromorfos de la familia Sciuridae ... gentileza de Wikipedia, tan socorrida ella para esta clase de definiciones... (antiguamente se utilizaba una cosa llamada diccionario, incluso te los vendían por tomos, ilustrados con fotos y todo, y se llamaba 'Enciclopedia', pero con los tiempos ya se sabe...).
 La marmota es un bicho peculiar (si hay alguien que lo puede llamar roedor esciuromorfo, yo también lo puedo llamar bicho... o no) . Tiene fama de estar planchando siempre la oreja, aquí es famosa por aquel dicho de "domir como una marmota". En Norteamérica tiene fama de otra cosa: de predecir el tiempo (sé que habrá alguno/a que haya pensado 'la otra cosa', siempre los hay...). 
Phil
 Además se llama Phil. Da igual los años que pasen, seguirá siendo Phil el que gracias a su sombra diga cuántas semanas de invierno tocan (o algo así). La población donde reside Phil tiene otro nombre de estos impronunciables: Punxsutawney  y está en Pensilvania. Pero aquí eso lo conocemos por la peli, como casi todo - (tengo un amigo que se sabe toda la segunda guerra mundial gracias a las películas bélicas, porque lo que es el término 'Enciclopedia' también le resulta desconocido)- la de Bill Murray de 'Atrapado en el Tiempo' (que manía con cambiar los títulos originales cuando todos sabemos que en realidad se llama 'El día de la Marmota'). Ese era otro que se pagaba todo el día durmiendo... ;)
 Pero a mí lo que me llama la atención es su mirada; ¡la de Bill Murray no!, la de la marmota; esa mirada tan impertinente, entre enfadada y furiosa, que parece estar diciendo  ¿Y tú que miras?, ¿A ti te sentaría bien acaso que te clasificaran como esciuromorfo? (lo de esciuromorfo me ha llegado al alma, lo reconozco). Y es que el bicho yo creo que tampoco tiene muy buen despertar; que lo comprendo perfectamente porque cuando a mi me despiertan de la siesta así súbitamente, me ocurre un fenómeno parecido...y si encima es el teléfono el responsable mejor no hablemos porque puedo incluso llegar a soltar cualquier improperio al aparato: 
      _ ¿Eres tú? 
      _ No, soy el espíritu de las navidades pasadas........ ¿Tú que crees? - (aunque fuera mi madre la que respondiera también sería "tú", o sea "ella")
      _ ¿Qué estás haciendo?
      _ Estás gili o me estás tomando el pelo... ¿pues no ves que estoy hablando contigo? - (eso es como lo de: ¿Estás dormida? anda y vete a la m.....)
 Luego me dicen que no duermo... ¡Pero si no me dejan!. Es que sí, una tiene su genio. Y te acaban de despertar, aún no te ha dado tiempo a colocarte el chip de las buenas formas y modos sociales y pasa lo que pasa. Y después te das cuenta que si tuvieras un espejo en ese preciso instante y te miraras, reconocerías enseguida la mirada de la marmota. Es más, incluso llegas a comprenderla perfectamente.

Rodolfo Langostino

 Andaba el otro día caminando por la calle (como siempre  volviendo del supermercado, ya se está convirtiendo en mi día a día marujil) y ví a lo lejos alguien que hacía tiempo -años ya- que no veía: un antiguo profesor de facultad. 
Enseguida sonreí porque sigue siendo igual, inconfundible. Creo que al final uno llega a una edad que da igual los años que pasen, porque aparentemente sigue igual de identificable.
 Eso sí, no me preguntéis por el nombre porque no lo recuerdo por mucho que me empeñe. La razón es muy sencilla: un buen día en la facultad, una de estas mañanas ya mitad de semestre, monótonas, aburridas... en definitiva, con pocas ganas de nada, apareció el hombre a dar clase (no diré la asignatura para que nadie se ofenda) con la bufanda enfundada al cuello. Allí nosotros con los folios ya preparados, bolígrafo en mano, dispuestos a tomar apuntes y me salta la de al lado: "¡Mira! ¡¡¡Si se parece a Rodolfo Langostino!!!..." 
Frase mágica para despertarse de repente. Te lo quedas mirando y ¡¡es verdad!!. No me preguntéis como alguien se puede parecer a un langostino, pero en esos momentos lo miras y se parece, y hasta te imaginas al Capitán Pescanova en forma de bedel  cuando aparece por la entrada, porque el micrófono de solapa ha dejado de funcionar (así no se puede dar clase). Y a partir de ahí ya se le quedó el apelativo. No sé si se llegó a popularizar o si se llegó a enterar alguna vez el buen hombre del mote que le arreamos, pero lo que es cierto y seguro es que a día de hoy sigo sin recordar su nombre...

PD: me suena el móvil, lo coge mi madre, mira la pantalla y me dice: ¡¡Que te está llamando el gato con botas!!!. Pero eso es otra historia aparte......

Miradas...

Nimey
 Estaba el otro día mirando a mi perrita Nimey y ésta, al percatarse, centró su atención y se quedó observándome fijamente también, con esos ojos tan grandes y ovalados que tiene semejantes a canicas de cristal, de un iris negro brillante, traslúcido, en los que ni siquiera se distingue lo blanco. No pude resistirme a soltarle un piropo: ¡Pero qué ojos más grandes tienes! y su reacción, sin pensarla dos veces, fue avalanzarse a darme un beso, uno de esos caninos a modo de lengüetazo (siempre me pilla desprevenida ante esos ataques de agradecimiento espontáneos). Casi  parecía que lo que realmente intentaba decir en respuesta, era aquello de: ¡Son para comerte mejor!, tal cual lobo con Caperucita. 
 No hizo falta esperar a la parte de los dientes, de todas formas también sabemos que se puede comer a una persona perfectamente con la mirada, tampoco iba muy desencaminado el animal...  ;)