Nochevieja helada...

 Último día del año. Se acabó. Adiós 2011.
 Este año la gente te desea 'Feliz Año Nuevo', como todos, claro, pero... (todo el día hasta mañana... ¡tiembla móvil tiembla! más vale que una desinstaló el Whatsapp, y entonces ya la gente con esto de la crisis se lo piensa más, porque soy "la amiga o familiar a la que le cuesta pasta").
 Pero este año cuando lo dicen suena con un tono un tanto irónico. Creo que es la primera Nochevieja en la que constato el pesimismo general que tiene la gente, y la verdad, es que la entiendo. Aunque me da mucha pena no ver un atisbo de esperanza, ganas de actuar, de moverse... ALGO. 
 La gente ya simplemente está "a vérselas venir, a ver lo que viene"... Y lo que viene se nota, se intuye, se presiente...
 En esta ciudad que me ha tocado nacer, y en la que siempre intento finalizar y comenzar el año, la gente no se viste de fiesta ni de gala: la gente SE DISFRAZA. Suelen ser disfraces temáticos organizados por las cuadrillas de amigos para ir todos igual; sí, como carnavales... Lo curioso es que en esta ciudad nadie se disfraza en esa fecha: elegimos el primer día del año para hacer 'el mamarracho'. 
 Porque sí, por los bares y zonas de copas te encuentras de todo menos personas. Depende de lo que haya sido la tendencia del año... (este año supongo que habrá muchos que se disfracen de Eduardo Manostijeras, o de Tijera directamente).
 Otra cosa es ponerse de acuerdo con la cuadrilla sobre el tema del disfraz, esa es otra. Así que suele pasar (suele pasar no, es que siempre pasa) que lo de ponerse de acuerdo, como nunca nadie está de acuerdo, se deja hasta última hora, cuando ya ves que te van a dar las uvas, las de verdad y al final una acaba aceptando lo que sea: pero algo.
 Este año me toca ser Cenicienta.... La verdad es que 'me pega': la han planificado en mi casa, hay quien trae hasta a su familia, tengo que organizarlo todo, liarme en la cocina, y encima el que me va a traer las lubinas me dice que aparecerá tarde porque "bah, eso en 20 minutos se hace". Yo voy a acabar huyendo pero sin baile... 
 No, no voy a poder huir, porque al final estaré a la una de la mañana fregando cacharros y platos por no hacerlo mañana.
De todas formas FELIZ 2012 A TODOS.

La llave de Navidad

 Siempre tengo dicho que las navidades sólo se viven plenamente en dos etapas de tu vida: una en tu infancia, cuando aún crees en la magia de los Reyes Magos (esa termina cuando te descubren el pastel, ya se fastidiaron las navidades y al que lanza caramelos ya hasta lo miras mal) y la otra cuando a ti te toca hacer de Reyes Magos, es decir: cuando tienes hijos, y en cierto modo tienes que hacer 'el paripé' para que ellos no pierdan su magia: todo el mundo tiene derecho a tener al menos una vez en su vida su momento de magia
 Yo no he tenido hijos (si salto ahora el "de momento" igual alguno se me asusta) pero sí he tenido padres.Y a estos padres la hija que les tocó en gracia era un tanto peculiar (más rara que un perro verde, que diría uno que yo me sé)
 Cierto año la llevaron a presenciar el recibimiento que hacía el alcalde de la ciudad a sus gloriosas Majestades para hacerles entrega de la llave de la ciudad, esa que permitía abrir todas las puertas de todas partes (bueno de todas partes no:sólo de mi ciudad; ojo, aquí que se preocupe en cada una su propio alcalde). Y una, al ver el tamaño de aquella llave (para que fuera visible por toda la chiquillería junto a padres allí reunidos en plena calle imaginaros las proporciones que debía tener la llave) enseguida fruncí el cejo (mi típica cara de miércoles) porque aquello NO ENCAJABA. 
 Que fueran Reyes sí, Magos también... pero eso de que esa llave abriese la puerta de mi casa, eso si que no colaba. Que no, que no... que eso no entra en mi cerradura, eso está claro. Además se la ha tenido que dar el alcalde, así que esa llave no era mágica.
 ¡Qué dilema madre mía! que yo estaba segura que ese año me quedaba sin regalos. Así que nada a pensar la solución al canto: resulta que en mi calle, como eso ya lo sabían sus Majestades, no iban a tener más remedio que venir  en sus carrozas tipo grúa elevadoras, y dejarme los regalos en el balcón que da al salón: era la única forma de poderle darle solución. ¿Y sabéis algo? que fui yo la que les dio la solución a mis pobres y sufridos padres. Asi que desde entonces, mis cajas de regalos siempre han estado en el balcón, haga frío, lluvia, marea, viento o tempestades.

Mi primer beso

 Hoy hace... (joe, de memoria estoy muy bien pero para hacer cuentas no tanto) ...17 años exactamente que me dieron mi primer beso. 
 Suelen decir que el primer beso nunca se olvida... y es verdad, he aquí la muestra, porque pasan los años y aún sigo rememorándolo... 
 Yo tenía 16 años, y fue a esa edad cuando comencé a salir los fines de semana con una cuadrilla de 'amigas' de noche por la ciudad. Eran "las guay" de clase, a mi me admitieron porque ese año me habían pedido ya salir 3 chicos (que a todos dije que no, lo siento...) y vieron que conmigo había 'un filón importante'... digo yo, porque yo no era tan pija como ellas, eso sucedió más tarde, como lo de fumar... Éramos las únicas que en las horas de recreo (porque eran compañeras de clase, estábamos en 3ºBUP) nos apartábamos del resto a fumar, mientras las demás seguían comprando chucherías en el kiosko de al lado (éramos "las guays", y ser "guay" es lo que tiene).
 Pues eso, lo dicho: cosas de la edad del pavo; época de la Super Pop, el Ragazza y el Vale (el Vale ya te introducía más en lo que se dice "temas sexuales"...¡es verdad!). Y es cuando al parecer te entra la tontería y las prisas por encontrar pareja, porque parece que si no tienes novio ya a esa edad (porque sí, a esa edad se piensa... se piensa raro, pero se piensa) nunca lo vas a encontrar (y es que ya te has leído tropecientos mil relatos en el Vale de mujeres que con 30 todavía no se atreven a dar el primer paso y se notan un tanto-cuanto desesperadas).
 Yo ya había rechazado a tres, no tenía mucho problema al respecto (ya a los 14 años se puede leer en mi diario que estaba "harta de pretendientes" porque no hacían mas que enviarme cartas), pero tenía una integrante de la "cuadrilla guay" que estaba loquita por el tipo más engreído de la ciudad, así que nos tenía toda la noche siguiéndole de bar en bar. Y el tipo lo sabía evidentemente porque aquello era descarado. 
 Por entonces en los bares sonaba la Pausini, que acababa de sacar su primer disco, y aquello ya se convertía en todo un drama: "Ya no responde ni al teléfonooo, pende de un hilo la esperanza mía. Yo no creí poder perder jamás así la cabeza, por él.....". Genial.
 El 'chico guay' de la que estaba mi compañera 'tremendamente enamorada', que ya no se imaginaba una vida sin él, estaba por entonces haciendo el servicio militar, así que os podéis imaginar con quienes salía él: con los compañeros de cuartel (entre nosotros, ahora que no nos lee nadie: menuda panda de elementos).
  Total que un día, el individuo sujeto motivo de atracción al que le seguía por lo visto media Pamplona, me acorrala en la puerta del local al que solíamos acudir ("La Kontxa" se llamaba por aquel entonces; no podía ser de otra manera, claro está). Y me salta:
- Mira Mar, si por mi fuera yo con quien saldría, sería contigo, porque tengo muchas ganas de hincarte el diente _ (si así era el individuo de claro, no se me olvidará nunca la cara que puse)_ Pero resulta que al que traes loco es a mi amigo Gabino -(ya el nombre promete, a que sí...)-. Así que si tú quieres que yo salga con tu amiga, tú tienes que salir con mi amigo.
 Conclusión: Chantaje emocional en toda regla. 
 La cuadrilla super-mega-guay, que enseguida se entera (porque éste ya se había encargado de hacer partícipe a ellas también el tema) no tardan en reaccionar:
_ Jo tía, tienes que salir con Gabino, porque si no, no eres una buena amiga. Si nos lo hubiera dicho a cualquiera de nosotras lo haríamos.
 Y mientras tanto 'la enamorada' del grupo sólo le faltó ponerse de rodillas (y una se siente medio-diosa de tener que decidir la situación). Total que al final me convencieron llegando a un acuerdo: 
- De acuerdo, yo salgo con él este finde, para que tú te des el gusto de salir con "tu principito" (el que tenía ganas de hincarme el diente, sí; pero a una le da pena la chica y esa parte no se la dice) pero a la siguiente CORTO.
 Gabino no era mal chico: era el gracioso del grupo, divertido, simpático... de San Sebastián, y se dedicaba a reparar barcos.Pero lo que se dice atracción por él, al menos por mi parte, no había. 
 Él estaba encantado cuando supo la noticia, tanto que me dio pena pensar lo que yo ya sabía de antemano. Así que aquella noche, cuando ya finalizó (y yo ya tenía hasta mi rosa y todo, porque sí, también había chinas por esa época...) y me dijo: "Ahora nos tendremos que besar, no?" (viva la espontaneidad del momento). Y no me quedó otra: a cerrar los ojos y que sea lo que dios quiera. Y así fue mi primer beso...
 Llegué a casa y se lo conté a mi madre: mamá, tengo novio y ya nos hemos besado... y me vio tal cara de consternación que su reacción fue abrir la nevera y darme una cerveza "para que se me quitara el mal sabor de boca".
Lo que ocurrió después, ya es otra historia..... pero no volví a salir con la super-mega-panda....