A -gota-da

 Llega un momento al cabo de la semana en que una siente que ya no puede dar más de lo que le gustaría. Suele suceder los domingos a última hora de la jornada. Es el momento en el que parece te dedicas a hacer una especie de 'examen de conciencia' de lo que ha sido la semana, y a su vez empiezas a planear o intentar visualizar mentalmente cómo se va a desarrollar la que va a comenzar. 
 Es entonces cuando llega una especie de saturación mental: ideas que se bloquean en la mente en una lucha interna por ocupar el primer lugar en tu lista de prioridades en el que te parece un sin-fin de tareas pendientes por realizar. 
 Sabes que tienes mensajes a la espera de mirar y contestar; llamadas que responder, proyectos por acabar de definir y asuntos sin aclarar. Y te sientes mal por esa gente que está esperando tu respuesta, tu participación activa, tu opinión o simplemente está reclamando un poco de atención. 
 Y entonces, sin que lo planees, sin más ni más, surge cierto estado de falta de energía vital, porque sin darte cuenta se ha ido minando poco a poco a lo largo de la semana en diversos asuntos, preocupaciones, jaquecas personales y demás y llega el momento-colapso en el que te parece que ya no puedes más. 
 Y aunque una sabe que tiene o posee cierto don de palabra ya ni éstas se esfuerzan por salir, se declaran en huelga  y en pocas palabras (esas mismas), ya no te sientes capaz de rendir más: has llegado al límite. Los párpados pesan más de lo habitual, la vista se cansa y el propio organismo te pasa factura.
 Recuerdas a tu madre cuando te decía: tú misma elegiste eso de estudiar comunicación audiovisual (nunca fue un plato de buen gusto para ella, al principio al menos no), así que tampoco te sientes con pleno derecho a la réplica y queja. 
 Comunicación Audiovisual... chiquita tarea la de comunicarse, intentar el diálogo, intercambiar opiniones, ser cumplida y amable (por supuesto si no estoy conforme con algo tampoco soy de las que se callan, lo cortés no quita lo valiente); y aunque os resulte irónico, siempre me he declarado una persona 'antisocial'. Ves injusticias por todas partes y muy poco de 'sociabilidad'.
 El 'audio', ya me pasó factura (véase mi Tinnitus y yo.) y el 'visual' en ello está: tantas horas delante de una pantalla también tiene sus efectos secundarios adquiridos. 
 Pero te callas y te lo guardas, porque tú lo has elegido y es tu camino a tomar. Sin embargo es inevitable que  llegue un momento en el que tú misma te asemejas a una olla a presión a punto de estallar. Y a pesar de todo  te ves, aun estando con el peor de los ánimos, rascándole minutos al tiempo y dedicándoselo a escribir en este mi blog. ¿Por qué? no lo sé, que cada cual saque su propia conclusión... (y si alguien se entera de algo, que me lo explique después a mi, porque ni yo misma me entero al final de nada). Hoy me siento más que nunca simple y sencillamente AGOTADA.

1 comentario:

Nicky dijo...

Pues a dormir. Que eso ayuda a reponer fuerzas y a aclarar ideas. Que sigas escribiendo es normal cuando te gusta tanto la comunicación. Estás comunicándote. y seguramente te lo pide el cuerpo, como ahora dormir. Que descanses!!