Descalza

Me gusta ir descalza porque estoy como ausente... 
 Bueno, descalza del todo no (más que todo porque los pies son susceptibles a pillarlo todo, normalmente suele ser algún cristalillo microscópico del vaso que hace dos meses que se te ha roto, pero da igual lo que barras, porque siempre alguno queda), pero sí con calcetines
 Es la sensación de libertad en los pies. Y los pobres calcetines, acaban hechos una pena, y creo que ese es el motivo por el que se pierda siempre alguno en una supuesta huida ya harto de verse tan arrastrado. Tengo incluso una caja especial para los calcetines sin pareja. Tampoco sé por qué los guardo, porque es evidente que si no han aparecido ya, dudo mucho que lo hagan pasado un año; pero la esperanza es lo último que se pierde. Es un misterio de estos extraños al estilo de 'El Triángulo de las Bermudas'... yo también pienso que pasan a una dimensión desconocida (tinonino, tinonino), o quizá simplemente se los traga la lavadora. A Nimey (mi yorki) de cachorrilla le encantaba cogerlos cuando me veía despistada; y la veías corriendo con el calcetín en la boca, como si de un gran tesoro se tratara, y te podían aparecer los calcetines por cualquier parte. Pero no, no achaquemos las culpas al perro, porque eso ya me pasaba de antes.
 Y la culpa de toda esta costumbre en realidad la tienen los zapatos... son traumas de infancia. Sí, parece de risa pero hay cosas que marcan.
 Con cuatro años mi madre se dio cuenta que enseguida me cansaba al ir andando (se dió cuenta porque el 'mamá aupas' se convirtió en una costumbre para sufrimiento de su espalda) y aunque era madre primeriza, ya había criado a sus hermanos y veía que aquello no era normal. Así que ale, de nuevo al médico y se confirmó lo sospechado: los pies planos (mira, ventaja: me hubiera librado de la mili si hubiera sido obligatoria en las muejres).  
 Consecuencia: te arrean un calzado especial y unas plantillas ortopédicas para que el pie recupere su orma. Imaginaros ir con unas botas-botines cerradas a cal y canto, con la plantilla forma rara, que eso era lo mismo que tener todo el día una piedra en el zapato, porque no era la forma de tu planta del pie (precisamente, para eso eran: para cambiarlos de forma). 
 Y así durante cuatro años. Y una al principio no se entera, luego ya sí, cuando vas a jugar a la goma con tus amigas en el cole (¿seguirá existiendo la cuerda y la goma? duda existencial...) y siempre fallabas y la pisabas por las puñeteras botas, y te sientes al estilo Frankenstein (que una todavía no conoce al personaje mas que de ver la Familia Monster, los sábados por la mañana).
 Además el médico ortopedista te recomienda que en casa andes descalza, y hagas tus sesiones diarias pasillo arriba, pasillo abajo de ir de puntillas ida y de talones vuelta... 
 Y tú le miras raro (con cara de miércoles) y entonces te dice: tranquila, que ya verás cuando cumplas los 18 qué bien vas a llevar los tacones (dieciocho ya es una edad que te parece mágica, porque todo el mundo usaba aquello de "cuando cumplas dieciocho" cuando o bien no querían explicarte alguna cosa, o bien no intentaras emular o imitar algo; por lo visto los tacones debían ser algo pecado...). Y cuando ya años después una calza sus tacones, esos de aguja  (especialmente en ocasiones así tipo boda), se acuerda de esa frase trascendental de consuelo que te repetía el ortopedista constantemente. Y qué queréis que os diga, es inevitable pensar: hay que ver lo 'capullo' que era aquel hombre... ¡Cómo se nota que nunca ha llevado tacones! 

2 comentarios:

Nicky dijo...

Bueno, a mí personalmente me gusta quitarme los zapatos en casa. Es agradable. La sensación de "toma de tierra" me reconforta, y la de liberación del zapato también. De pequeño recuerdo que lo que me gustaba de ir en calcetines era patinar por el pasillo!! Me pasaba el día corriendo la mitad del pasillo y patinando la otra mitad. Y es que cuando eres pequeño todo es enorme. Vendo ahora el pasillo de la casa de mi madre, la verdad no sé cómo lo conseguía… quizá ventajas de ser el más bajito de la clase!!

Mar Morales Cubillo dijo...

Si, bueno lo de patinar particularmente me sigue pasando, pero no por gusto de ello, es por un suelo bastante demasiado barnizado. Hasta Nimey patina: ha aprendido a calcular derrapes, antes se estampaba directamente contra algo (es gracioso ver derrapar a un perro)