Recuerdos movilizados

 Todavía conservo el primer móvil que tuve en mis manos. Fue allá por 1999, un año antes de acabar la carrera y recuerdo que era una de las pocas personas en clase que lo tenía. Parece un ladrillo azul grisáceo. Podría ser utilizado perfectamente como arma arrojadiza y el impacto sería serio, incluso dudo que se rompiera fácilmente estampándolo contra el suelo. Tiene teclas bien alineadas, cuadradas, robustas, a prueba de toda clase de miopía y dedos varios, y una antena fija apuntando al infinito y más allá. 
 La pantalla, por el contrario, es pequeña, rectangular, de un verde opaco, como el de las calculadoras, otra especie destinada a la extinción (aún conservo una, que hasta usa pila normal; pero es que yo soy yo, la que todo lo guarda). Tampoco hacía falta más, porque por entonces el móvil se usaba para lo que era, es decir: PARA HABLAR. 
 Un día descubrí por casualidad que hasta se podían mandar mensajes... creo que SMS se llamaban (porque esos también están en vías extintas, y si no ya me lo recordaréis). Me acuerdo que lo contaba eufórica, como si se tratara del gran descubrimiento desde el horno microondas: "¡Y se pueden mandar mensajes escritos!" y los compañeros que todavía no estaban 'movilizados', me miraban con cierta incredulidad. Es más, hasta recuerdo que por Internet ¡¡podían mandarse gratis!!... Era la época en que la gente empezaba a descubrir lo que era un e-mail y a familiarizarse con esa tecla que hasta por entonces nadie usaba, esa "a" tan mona; síii, esa al lado del 2 (ni se sabía que se llamaba arroba) y ya parecía el 'novamás' recibir mensajes con tal inmediatez. Por eso, lo de tener esa posibilidad en un aparato en el bolsillo, se fue popularizando. Lo que vino después no hace falta detallar. Hoy en día si no tienes móvil parece que no eres nadie, no existes: no has sido convenientemente registrado en la base de datos mundial... 
 A veces me preguntan que para qué tengo YO móvil (¡A mí, una veterana del dichoso aparato!) y es que he cogido el hábito de casi nunca hacerle caso. ¿Que para qué uso el móvil? simplemente respondo la verdad: para hacer fotos (en las que, evidentemente, no aparezco yo), subirlas al Facebook y usar el WhatsUp. Por las mañanas hace las veces de despertador y por las noches, si le pones los auriculares hasta puedes oír la radio. De todo... menos para hablar. 
 Hoy he vuelto a ver ese móvil-pedraco-azul grisáceo del que os hablaba  escondido en uno de mi cajones-desastre y cogiéndolo (aferrándolo), con las dos manos, recordé el uso que originalmente le daba: ¡Ay si ese móvil hablara  cuántos secretos veinteañeros desvelaría...! Que las ondas lo acompañen.

5 comentarios:

Nicky dijo...

que nostalgia.... te vas a tener que poner las pilas porque vamos a estar pendientes de devorarnos tus textos y, al igual que a los pececitos del encabezado, vas a tener que darnos de comer... ;-)

Mar Morales Cubillo dijo...

Le acabé cogiendo manía al móvil. Lo de estar siempre localizable mola solamente cuando eres tú el que tiene que localizar a alguien...

Aitor dijo...

Jjjajaja, Mar gracias a ti muchos nos aprendimos de memoria eso de "El telefono movil al que llama esta apagado o fuera de cobertura en estos momentos. Vuelva a intentarlo mas tarde". Bss

Carolina Anilorac (Caro S) dijo...

Tienes mucha razón, en que las cosas van cambiando y casi no nos damos cuenta del tiempo que pasa, pronto los móviles que usamos ahora, serán descritos de forma parecida a como has descrito a tu ``ladrillo azul´´, supongo que eso es lo que me gusta, que no da tiempo a imaginarse que será lo próximo porque de repente, ya esta ahí.
Por cierto, al final me quedo en jaén estudiando informática, en un futuro espero saber más de esta tecnología que nos rodea.

Mar Morales Cubillo dijo...

Estudiar nuevas tecnologías es estar siempre estudiando, se desfasan a velocidad de vértigo, pero es muy bueno tener esa fase, yo he intentado no desligarme nunca, aunque es muy fácil perderse por el camino... Yo todavía ni tengo ipod, ni ipad... ;)