Perder la cabeza...

 Se cuenta de Ana Bolena, que fue «la reina consorte más influyente e importante que Inglaterra ha tenido nunca». Supongo que quien escribió aquello todavía no conocía la existencia de la que ahora regenta, porque es de alabar la fortaleza que tienen las reinas inglesas. Lo que ocurre es que Ana tuvo mala suerte con el marido que le tocó en gracia. 
 Para empezar el sujeto ya estaba casado, para seguir ya había tenido de amante a su hermana. Lo que se dice una joya de hombre. Pretendía que ella siguiera los mismos pasos, pero ante la negativa de la dama, no tuvo más remedio que pedirle matrimonio para poder 'catarla'. Porque creo que el hombre simplemente se 'enchochó'; que enamorado, lo que se dice enamorado, dudo mucho que lo estuviera, y ella del mismo ni se cuestiona vista su peculiar belleza, y ya no me refiero a la física (robusto sí que era, a eso se le suele llamar "de buen ver" ¿no?) sino a esa que siempre se dice que está en el interior (...un sepulcral silencio...) 
Enrique VIII soy...
 Tiene que ser que el hombre era Rey. Y cuando uno es rey, parece que todo se le perdona. Eso de que todo lo pague él -y más si se es caprichosa por naturaleza- le debió 'molar' bastante. Vivir en un palacio, tener sirvientes, damas de honor, infinidad de joyas, vestidos a la última moda... lo que se dice un chollo... (continuaría los puntos suspensivos). 
 Quién le iba a decir mil días después, que en lugar de solicitar un divorcio "como Dios manda", su querido marido tan enamorado como se casó, iba a mandar aquello de: "¡Qué le corten la cabeza!". Y como no estaba del todo bien visto que a una le rebanasen el pescuezo así sin más, tuvo que acusarla de adulterio, de incesto -aquí se vislumbra que con el cuñado no es que se llevara tampoco excesivamente bien- y de alta traición. Posteriormente se demostró que tales acusaciones carecían de fundamento. Pero ya era tarde para Ana, que tuvo que esperar prisionera en la Torre de Londres a que llegara el momento de su decapitación, un 19 de mayo de 1536.
 Cuenta la leyenda que esa Torre está encantada y que es frecuente las apariciones de aquellos condenados que tuvieron estancia en ella hasta llegada su pena capital. Y como os podéis imaginar ya a estas alturas de la historia, la que especialmente destaca es la del espíritu de Ana. Por lo visto es  una de las apariciones más espectaculares: dicen que se presenta de noche, entre la niebla, vestida de blanco..... y SIN CABEZA.

4 comentarios:

Miguel Angel Salamanca dijo...

Pues seguro que hasta sin cabeza, estaría atractiva la Anita!!! JrjejejxD

Mar Morales Cubillo dijo...

mentes calenturientas... Al final voy a acabar contando el chiste de las neuronas; me he contenido antes de hacerlo... jajajaja

Ana María Muñoz dijo...

Ahora entiendo eso que dicen de los nombres que te marcan para siempre y, conocedora de que hay despistados/as por el mundo como yo,cito mi nombre: ANA<<<-- (como la susodicha descabezada).Soy una despistada nata lo que viene siendo y llamándose coloquialmente...."no sé dónde tengo la cabeza".:-).Rompiendo una lanza a favor de los "machos" medievales (sin caer en "hembrismos")ya eran listos por aquellos tiempos y cortaban la cabeza a las mujeres para asegurarse bien de que el arma más poderosa....no pudiera seguir maquinando junto al cuerpo.Debe ser por aquello que dicen las "malas"lenguas,que las mujeres tenemos una mente para los negocios y un cuerpo...para el pecado.:-)

Nicky dijo...

o sea, que se puede decir que perdió la cabeza por un tío, no? mira que tocarle los cataplines a EnriqueVIII... o igual fue porque no se los quiso tocar... jajaja que cabrón, como todos los poderosos. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente