Sintiendo...

Y como la luz directa del sol le dañaba los ojos, optó por bajar la vista. Fue entonces, y sólo entonces, cuando pudo contemplar cómo la luz se filtraba alegremente a través de los pétalos de una delicada flor, materializándola en colores. Se agachó, la observó y pensó lo cerca que había estado de morir aplastada bajo sus torpes pies en la osadía de haber querido centrar su mirada sólo y exclusivamente en el astro rey.

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