De cristal...

 No me gustan los espejos.Tiene cierta ironía porque quien visite mi domicilio familiar (sí, ese en el que pasas prácticamente toda la infancia y adolescencia) no va a ver mas que espejos por todas partes.Y no, no es que le cogiera manía a la madrastra de Blancanieves, es que sin más, no le tengo mucho cariño eso de ver mi imagen reflejada y que tu izquierda sea tu derecha y tu derecha sea tu izquierda (siempre los achaqué a que a día de hoy me cueste discernir la izquierda con la derecha sin tener que pararme a pensarlo).

 Mi casa es la casa de los espejos, desde el primer momento que entras al portal. Te diriges hacia el rellano donde está el ascensor (porque claro, eso de subir escaleras está ya pasado de moda, ni te lo planteas; a no ser que veas aproximarse a algún vecino un tanto plasta y no quieras coincidir con él en el ascensor... Sí, no disimuléis, todos lo hemos hecho). Y mientras lo esperas tienes a tu izquierda lo que es toda la pared, desde el principio hasta el final, llena de paneles de espejo. Así que ves perfectamente tu imagen esperando (porque el ascensor no suele tener la costumbre de estar abajo). Lo mejor es cuando vienes del hipermercado-supermercado cargada de bolsas en las dos manos, que te faltan manos para tantas bolsas, que no sabes si dejarlas en el suelo o qué hacer, y ves tu reflejo: todo un cuadro.
 Y ya por fin llega el ascensor. Se abren las puertas, escuchas un pitido y ooooohhh: el espejo de cristal. Las tres paredes que te van a rodear durante la subida son las tres espejo, de tal forma que como uno se refleja al otro y a ti te reflejan todos tienes tu imagen hasta el infinito y más allá. Yo prefiero mirar al suelo, pero hay quien se entretiene en contarse las veces que se ve repetido. Claro, eso depende de la duración hasta el piso al que subas. El récord hasta el mío creo que está en 17, pero también hay quien me ha hecho subir hasta arriba del todo sólo porque quería sacar la foto... (sí señor, para subirla al Facebook, lo habéis adivinado, porque hoy en día las fotos sólo tienen sentido para subirlas al Facebook u otra red social). Y ya como coincidas con dos personas allí dentro, eso parece toda una manifestación.
 Además el ascensor 'habla' y lo escuchas diciendo "Cierre de puertas. Subiendo". y te ves allí como si hubieras entrado en una dimensión desconocida, y vete tú a saber dónde aparezcas cuando se abran las puertas.
 Al final llegas (no sabes si has pasado directamente a otra realidad tal cual Alicia a través del espejo, pero llegas);abres (o te abren) y el recibidor tiene su espejo a la entrada, por si todavía no te has visto lo suficiente. Y poco a poco vas descubriendo que mi casa es toda un reflejo: el mueble bar del salón es todo espejo, la pared del fondo del pasillo es un espejo, en los baños el espejo del lavabo y el espejo de las mamparas, en mi cuarto infantil (el típico rosa con cortinas de encaje) las puertas de los armarios medias-lunas de espejo, las cabeceras de la cama...espejos... y así podría seguiros contando espejos hasta el infinito y más allá.
 Eso sí, el cuarto que por fin me dejaron a mi decorar a mi gusto (cuando ya llegas a la adolescencia y no te apetece seguir viendo muñecas de porcelana) no encontraréis ni un solo espejo ... y es azul, nada de rosa.

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