Perdida en mi habitación

 Y un día te da por hacer limpieza de los altillos del cuarto que ya no usas, ese de la infancia que se encargó tu madre de decorar, con cortinas de encaje y sobrecortinas recogidas en rosa, a juego con el color salmón de la pintura de la pared, armarios de media luna de espejo, lámpara de cristales, estantes con joyeros varios, algún que otro libro, figuritas, peluches, y dos camas ocupándolo todo; separadas simplemente por una mesita, con su lámpara de porcelana que simula dos palomas en una rama...¡Prohibido en las paredes pegar nada! y de pronto ves colgadas muñecas de porcelana (más vale que yo nunca he sufrido de terror nocturno porque abrir los ojos de noche y ver allí a las muñecas "ahorcadas" mirándote fijamente con esos ojos de cristal estáticos, ríase la niña de Poltergeist de la tormenta y el árbol).
 Así que me comprenderéis que cuando ya cumplí unos trece o catorce años me plantase y dijera: "¡Tengo derecho a mi cuarto....y esta vez lo elijo yo!" (por entonces no había Ikea... bueno por aquí sigue sin haberlo). Y al final lo conseguí con la excusa de que allí no entraba el escritorio y yo quería estudiar en mi cuarto (jiji, los estudios siempre tocan la fibra en todo padre). Y lo puse todo en AZUL (qué manía le cogí al rosa) 
 Lo único que no pude decidir fueron las cortinas (que volvían a ser de encaje y gasa, aunque en azul y al menos no llegan hasta el suelo) y la lámpara... 
 La lámpara. La lámpara es que es un poco difícil de explicar, pero haciendo un esfuerzo de imaginación, imaginaros una de araña de 5 brazos que suben hacia arriba, en azul, eso sí, como si fueran ramas; de hecho salen de un tronco al que le rodean flores doradas en bronce, y cada rama acaba en mini-candelabros separados por más flores entre unos y otros (más ramas), y con bombillas en forma de llama (originalmente sí, ahora tiene puestas las de bajo consumo)
 Eso sí, aprovechado el espacio, está al máximo: todo estantes llenos de libros y un escritorio con cajones por todas partes y apartados varios (al que puedes sacar la mesa por debajo si lo quieres más grande porque lo has ido llenando de tonterías, pero eso ahora ya no es posible porque está otra mesa con la tele al lado)
 La temática: marina, cómo no. Lo mejor el colgador al lado del armario, donde dejas el abrigo y el bolso cuando llegas a casa: son dos ositos vestidos de marinero (a lo pato Donald) sujetando los colgadores, en un 'entorno' de corcho marrón que simula la arena de playa, lleno de conchas y estrellitas de mar... No pongáis esa cara: si mi madre puede poner la lámpara, yo puedo poner el colgador de ositos, y ya está (no, en serio, queda muy cuco).
 Y todo esto ¿a qué venía? ah sí, estaba ordenando los altillos del cuarto rosa... (si porque del azul, mejor no hablar, agobia sólo pensarlo, con deciros que hasta me dicen que tengo el síndrome ese de guardarlo todo y no tirar nada en potencia) pues eso mismo: "estaba"; ya os contaré lo que he encontrado dentro.

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