
Ni una letra más, ni una letra menos: era la palabra perfecta. Nacer el Sol en Mi la partitura adecuada. Impredecibles, incompletos, inconclusos... así son los corazones rotos.
Empezó a emborronar con tinta renglones extraños, esas palabras que al igual que atan demonios, otras veces los desatan. Y de pronto se dio cuenta que no había más hojas blancas en la mesa. Salió a la calle y entonces, miró hacia lo alto y comenzó a escribir en las estrellas.
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