Poco a poco

 Poco a poco. Sin lugar a dudas esa ha sido la frase que más he escuchado pronunciar en mi vida. No importa el contexto, las cosas parecen ir siempre poco a poco. Es una manera de quitarle aceleración al tiempo, despacio, no hay prisa.
 Y te recuerdas dedicándole una de tus más desalentadoras miradas al plato de alcachofas con verduras que tenías delante. Ese poco a poco paciente, con el que te animaban a comer algo,como si el hecho de comer despacio iba a conseguir algo, acababa convirtiéndose en todo un sinsentido razonado:
_ Es que no me gusta.

_ Yo ya he comido. Venga, come.
_ Claro como cocinas tú, haces lo que te gusta, pero a mi no me gusta... y no me gusta.
_ ¡Que comas de una vez! Siempre nos dan las tantas con el plato delante. ¡Hay que ver con la niña!
 No era justo. No, no lo veías justo cuando estaba claro que el problema no estaba en comer, sino en cuestión de gustos. 
Tampoco te podrías por entonces ni imaginar que unos treinta años después, volverían a estar pendientes de tu alimentación (tampoco podrías ni imaginar que te acabasen gustando las alcachofas)
 Y lo que antes llamabas "el médico de comer" se convierte en nutricionista dietista. Y vuelves con los pies descalza a saludar a esa báscula rara de metal reglada, como si te hubiera estado aguardando con los años y se resistiera a lo digital.
_ Parece que vamos recuperando peso.
_ Bueno, sí, poco a poco.
_ ¡Eso es! poco a poco.

No hay comentarios: